Vladivostok es sin ninguna duda una de las ciudades más interesantes del distrito del Lejano Oriente de la Federación Rusa. Es la capital y ciudad más poblada del Krai de Primorie «Приморский край» y de la región económica del Extremo Oriente, y posee además el título honorífico de Ciudad de Gloria Militar Rusa «Город воинской славы» por la valentía, resistencia y heroísmo que demostraron los defensores de la Patria. Tenía en posesión el título de ciudad cerrada durante la Unión Soviética debido a su importancia militar, su potetnte flota y su localización estratégica, por lo que ningún extranjero podía entrar en la ciudad sin la previa autorización del gobierno genocida comunista de Stalin. La ciudad tiene una población de medio millón de habitantes.
La ciudad tiene un gran valor histórico, patriótico y sentimental para los rusos por su importancia militar. A causa de esto, posee un museo militar llamado Vladivostok Fortress Museum «Владивостокская крепость» o Museo de la Armada de Vladivostok, abierto el 30 de octubre de 1996 en honor al tercer centenario de la armada rusa, para que todo el que quiera pueda visitar el museo e informarse de la apasionante historia militar que tiene esta ciudad, ver de cerca e incluso tocar misiles, armas nucleares y tanques reales por solo 300 rublos.
En 1862, se terminó de construir un gran puerto con base naval militar, bajo las órdenes del entonces gobernador del distrito federal de Siberia Oriental, Nikolái Muraviov-Amurski. A los alrededores de este puerto comenzaron a surgir asentamientos y empezaron a crearse viviendas a las que se mudaban quienes trabajaban allí, y en 1963 se fundó oficialmente la ciudad de Vladivostok.
La ciudad fue y sigue siendo un importante centro de transportes; en 1891 comenzó la construcción del Transiberiano, la línea de ferrocarril que atraviesa Siberia con varias paradas desde Moscú, y que finaliza en Vladivostok. Aun en la actualidad, el Transiberiano sigue siendo la línea férrea más grande del mundo, con mas de 10.000 kilómetros de longitud.
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Un abrazo,
Joan.